aquellos que profesaban ser cristianos, cuando su Señor los dejó solos, comenzaron a orar juntos, a adorar y a exhortarse unos a otros por primera vez. Esta habitación fue la cuna de la pequeña Iglesia de Cristo y el principio de todos nuestros cultos. De esta habitación brotaron por vez primera las aguas del Evangelio eterno que se han extendido por todo el mundo, independientemente de lo adulteradas y corrompidas que hayan podido estar en algunas épocas y partes de la Tierra. Invito a mis lectores,
Page 9